Historia
Las primeras noticias escritas sobre el uso de
la ballesta provienen de China, fechadas en el año 341 AC (batalla de Ma-Ling).
Unos 100 años después aparecen las primeras evidencias arqueológicas en la
misma zona.
Con la aparición en el siglo I del gastrafetes
griego (llamado así por montarse contra el abdomen) la ballesta se acerca a
Europa, para ser utilizada por los romanos (Vegecio la cita en “De re
militaria”).
Pero es en torno al año 1000 cuando adquiere importancia militar,
con su empleo masivo por parte de los normandos; las mejoras técnicas que
aparecen sucesivamente (palas compuestas en el siglo XII, sistemas de apoyo al
montado) la convierten en el arma de largo alcance por excelencia de la baja
Edad Media. Las cruzadas y la guerra de los Cien años marcan su punto álgido,
especialmente en manos de los mercenarios genoveses que recorren Europa
contratados por los grandes señores feudales. Pero esa época señala también el
comienzo de su decadencia: sucesivas derrotas a manos de los arqueros ingleses
(Crecy, Agincourt…) provocan su paulatina sustitución, que sin embargo no se
torna masiva hasta la aparición de las primeras armas de fuego en el siglo XV.
Sin embargo la vida militar de la ballesta se prolonga durante un largo
periodo: fotos de 1860 certifican su uso en China, y los comandos australianos
la utilizan ocasionalmente en el Pacífico durante la SGM.
Incluso las fuerzas
especiales de los EE.UU. llegan a emplearla durante la guerra de Vietnam. Su
empleo actual se restringe a los usos deportivo y cinegético, si bien algunos
cuerpos especiales lo contemplan en su programa de entrenamiento.
Características
Nombre: ballesta (español), crossbow (inglés), arbalète (francés).
Naturaleza: arma impulsora de proyectiles sobre un blanco distante.
Alcance efectivo: 150-200 metros
Potencia de salida: muy variable, rondaba los 60-70 kg en las ballestas medievales. Posteriormente fue elevándose a medida que se perfeccionaba el arma, para alcanzar los 150-200 kg en armas montadas con apoyo de mecanismos especiales. Se tiene constancia de armas clásicas que han superado los 300 kg de potencia de salida.
Peso: de 2 a 5 kg; puede alcanzar los 10 kg si se incluyen los accesorios.
Proyectiles: muy variados, los más frecuentes son los llamados “cuadrillos” o “virotes”, cortos y con punta metálica. También se han utilizado para el lanzamiento de piedras (“ballesta pedreras”), proyectiles ígneos o explosivos (fundamentalmente pólvora). Se deslizan a lo largo del vástago del arma por un carril.
Accesorios: también diversos, como miras, aljabas, etc. Los de mayor empleo son los sistemas de apoyo al montado; en este campo se han empleado diversos mecanismos como el cranequín (de cremallera), la “pata de cabra” (de palanca), el estribo (argolla en la parte anterior para facilitar el estiramiento) y otros.
Ventajas: al tratarse de un arma horizontal en la que no es preciso retener manualmente el proyectil, su puntería es más sencilla que la del arco. De ello se deriva que el entrenamiento de los ballesteros sea más corto y sencillo que el de los arqueros. Su gran potencia inicial la hace muy efectiva a la hora de perforar armas defensivas en tiros a corta distancia.
Inconvenientes: contra lo que generalmente se cree, su alcance efectivo y su potencia a media y larga distancia no superan a las del arco compuesto o el Longbow. Su precisión a larga distancia es inferior, debido a lo corto de los cuadrillos. Su cadencia de disparo es también muy inferior: de 2 a 4 disparos por minuto, frente a los 10-15 de los arcos. Su montado ha requerido frecuentemente de sistemas de apoyo pesados y complejos.
Ballesta
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